miércoles, 17 de octubre de 2012

Pequeños tecnológicos

Si nos ponemos a pensar, ¿cuántas veces al día miramos la pantalla del móvil? No digo porque obligatoriamente tengamos algún mensaje, correo electrónico, notificación de cualquier red social, etc. Sino porque tenemos ese nervio, esa inquietud de querer tener algo que ver en esa pantalla que no nos deja vivir en paz. No sabría responder ni yo misma a esa pregunta pero me atrevería a decir que demasiadas veces al día prestamos atención a esa unión de píxeles luminosos, y no solo los adolescentes, sino que los pequeños de la casa también están cayendo en las redes de la tecnología.

¿Quién no tiene alguna persona en la familia que sea un experto en la informática? En la mía sí que lo tenemos y cuando me surgía algún problema ya fuera con mi antiguo ordenador, con la conexión a Internet, o con cualquier cosa electrónica, siempre me sabía dar una solución. Eso me hacía abrir los ojos de que en un futuro no podía quedarme atrás, que debería conocer y saber usar los dispositivos electrónicos, porque nos encontramos en la era de las tecnologías. Está más que demostrado que los pequeños de la casa tienen mucha facilidad para ponerse delante de un ordenador o iPad, están la mayoría muy familiarizados con su utilización y a los adultos nos deja maravillados. Esto es debido a la influencia que reciben en casa y en las escuelas.

Pequeño reportaje:



Los padres tienen el deseo de que sus hijos no se queden estancados, muchos consideran que con una tableta sus hijos pueden tener todos los juguetes que necesitan, y esto no es así desde mi punto de vista. Es cierto que son muy útiles, tienen muchas aplicaciones educativas que pueden reforzar el aprendizaje e incluso ampliarlo, y a los niños les gusta poder utilizarlos. Pero no debemos centrarnos solo en eso, tenemos que fomentar que los pequeños salgan a la calle, que se relacionen los unos con los otros y que aparten sus pequeños ojos de esas pantallas.



En las escuelas también están cambiando las cosas. El otro día mirando el telediario, estaban enseñando aulas en las que se había sustituido la antigua pizarra por proyectores como los que se utilizan en las universidades. Y eso no era todo, también habían aparcado la utilización del lápiz y el papel y se habían metido de lleno en usar tabletas. Por una parte me gustó que se les facilitaran este tipo de herramientas, para hacer las clases más interactivas y que animen a los chicos a participar, pero me gustaría que no se dejara de lado la escritura a mano.

Por otro lado todavía no se sabe el efecto que puede tener a nivel cerebral el uso de estos dispositivos, en adultos nos encontramos en que nos provocan cierto estrés, y en los pequeños deberíamos prestar atención a su vista, que tampoco debe ser bueno para ellos fijar mucho tiempo a la pantalla.


Todo esto hace darme cuenta de que es cierto que los tiempos cambian, y estaba acostumbrada hasta ahora a ser la persona a quien le decían “a mi edad estas cosas no las teníamos, jugábamos con una pelota y éramos los más felices”. Ahora mismo me doy cuenta de que la misma frase se la repito a mi prima pequeña. Esto me despierta cierta inquietud, quién sabe cómo van a ser la escuelas del futuro, a lo mejor ni van a existir porque desde casa tendremos todas la herramientas necesarias para ello. Pero a pesar de eso, sigo insistiendo que para continuar siendo lo más humano posible, deberíamos crecer con las tecnologías sin dejar de lado la interacción de unos con los otros lejos de las pantallas.

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