martes, 2 de octubre de 2012

Como extraños


No se puede generalizar cuando se habla de los jóvenes. Podemos poner en un mismo saco muchos objetos inanimados, pero a los adolescentes y a los jóvenes se les debe tratar de modo individual ya que para cada uno de ellos, sus problemas o alegrías parecen los más importantes del mundo y que no tengan solución. Sin drama no se puede ser adolescente, es todo un torbellino de emociones a esa edad.

Los padres de hoy en día son distintos a los de antaño. Hay de todo como en todas partes, pero podemos decir que en general son más permisivos que tiempo atrás. Ellos son los que en sus años de juventud se rebelaron pidiendo libertad de expresión y libertad en el amor; son los que alzaron su voz para pedir lo que querían.
Ellos son nuestro ejemplo a seguir, y con el paso de los años las generaciones precedentes buscan obtener lo que no obtuvieron sus padres. Por eso se nos califica de distintos, como se les calificó a ellos en su día también.

Canción We are the World:



He notado que el significado de las figuras parentales ha cambiado para muchos jóvenes. Muchos no tienen apenas comunicación con ellos, que los únicos motivos que inician a veces una conversación son solo por interés en conseguir algo.
Sinceramente con el estilo de vida de hoy en día no me sorprende cuando oigo estas cosas, ¿Quántas veces habéis oído la típica frase? “ Es que mi padre no está nunca en casa, y cuando está discutimos todo el día” Esta falta de comunicación y de convivencia hace que no pueda nacer la anhelada confianza, pocos son los que pueden decir que cuentan todo a sus padres (o en el mas común de los casos, a sus madres).


 Muchos padres creen que sus hijos se comportan de la misma manera en la calle que cuando están en casa, pero en la mayoría de los casos los adolescentes actúan en masa y en casa se limitan a no hablar de temas considerados tabú (como serian el alcohol, las drogas, las relaciones con sus parejas, etc.). Entonces cuando sucede alguna catástrofe y tienen que ir a buscar a sus hijos en el hospital por coma etílico, los padres debido a la falta de información se limitan a decir incrédulos : “mi hijo esto no lo haría, nunca lo he visto beber”

Los chicos cuando llega la hora de salir y juntarse con los compañeros sienten la presión de grupo de que deben hacer ciertas cosas, como cuando hay que salir de fiesta ya es sinónimo de emborracharse o ir un poco subido de tono. Muchos no beberían si no se sintieran con ansias de integrarse, porque lo hacen todos los demás y a menudo quieren ahorrarse oír repetidamente “¿Cómo es que no tomas nada, te pasa algo?”

Me atrevería a decir que el problema no es solo de los jóvenes, que en una relación las cosas pasan no solo por culpa de un participante sinó que muchos padres se han vuelto demasiado permisivos o demasiado duros con sus hijos. Si no se encuentra un balance en la vida, no se da libertad de actuación y de crecer a estos jóvenes que tienen que equivocarse para aprender de sus errores. Desde estas líneas animo a estrechar los lazos familiares y a conocer un poco mejor los que nos rodean, no solo por vía electrónica si no de tú a tú, y de este modo entre todos colaborar a hacer que los jóvenes escuchen a quien tiene experiencia en la vida.

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