martes, 30 de octubre de 2012

Familias 2.0

Nacimos en la mayoría de los casos en un entorno pensado para formar una familia, compuesta por un padre y una madre que nos han engendrado y en algunas ocasiones también nos han dado hermanos. 

Pero esto está cambiando poco a poco. La clásica estructura familiar de varón y mujer ha cambiado a distintas y variadas estructuras familiares, que se adaptan al paso del tiempo y a las distintas situaciones en la vida de muchas personas. 

Hemos observado el crecimiento de las denominadas familias monoparentales. En las cuales solo hay presente un progenitor, ya bien sea el varón o la mujer, y estos tienen hijos por varios métodos. Las mujeres que deciden emprender la vida de madres sin la ayuda de un varón, normalmente se someten a la fertilización in-vitro o deciden adoptar un niño. Los hombres frecuentemente recurren a la adopción de niños o deciden pagar por el denominado “vientre de alquiler”. Todos éstos métodos pueden generar controversia en la sociedad, algunos parecen fuera de sí, pero nos muestran el inmenso deseo de algunas personas por criar sus hijos en solitario ya porque no han encontrado a su pareja ideal, o han sufrido alguna experiencia traumática, etc. 

En algunos casos, estas familias monoparentales continúan así a lo largo de los años en los que crecen los hijos, otras encuentran a la otra persona que buscaban y pasan de ser monoparentales a complementar la familia clásica. 

Por otro lado me gustaría reflexionar sobre las adolescentes que tienen hijos en edades tempranas como los dieciséis. Existe un programa de televisión que se llama “Embarazada a los 16” y es una producción de MTV (una televisión americana) y este programa se basa en hechos reales sobre las historias de estas chicas que queriendo o sin quererlo se quedan embarazadas. En este se cuentan sus historias diarias, se ve la evolución del embarazo y también cómo cambian las relaciones de las chicas con sus familias y con sus parejas.



 
 He notado que en este programa se reflejan perfectamente los problemas que sufren muchos adolescentes, que quedándose embarazadas o no, por la presión de grupo deciden empezar a tener relaciones en edades tempranas. Esto muchas veces las lleva a tener que formar sus familias por su cuenta, estando embarazadas de un tipo que a lo mejor solo vieron durante una noche. 

 La sociedad en la que vivimos nos moldea, nuestro ritmo de vida puede llegar a afectar nuestra familia hasta el punto en que es necesaria la separación de los cónyuges y de consecuencia romper la familia. A medida que vamos creciendo nos damos cuenta que muchos de nuestros amigos o algunos de ellos, han pasado o están pasando por una situación difícil en casa, ya que se están divorciando sus progenitores. Es algo cada vez más común y que nos parece menos extraño, el vaivén de parejas que se divorcian y luego vuelven a juntarse al cabo de un tiempo. 

Con estas líneas quería reflejar la sociedad cambiante y cómo evolucionan con ella hasta las estructuras más comunes y clásicas que conocemos hoy en día. Aquí se podría aplicar una frase que todos conocemos perfectamente: “Renovar o morir” y esto es lo que hacen nuestras familias, renuevan sus estructuras o mueren en el divorcio.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Pequeños tecnológicos

Si nos ponemos a pensar, ¿cuántas veces al día miramos la pantalla del móvil? No digo porque obligatoriamente tengamos algún mensaje, correo electrónico, notificación de cualquier red social, etc. Sino porque tenemos ese nervio, esa inquietud de querer tener algo que ver en esa pantalla que no nos deja vivir en paz. No sabría responder ni yo misma a esa pregunta pero me atrevería a decir que demasiadas veces al día prestamos atención a esa unión de píxeles luminosos, y no solo los adolescentes, sino que los pequeños de la casa también están cayendo en las redes de la tecnología.

¿Quién no tiene alguna persona en la familia que sea un experto en la informática? En la mía sí que lo tenemos y cuando me surgía algún problema ya fuera con mi antiguo ordenador, con la conexión a Internet, o con cualquier cosa electrónica, siempre me sabía dar una solución. Eso me hacía abrir los ojos de que en un futuro no podía quedarme atrás, que debería conocer y saber usar los dispositivos electrónicos, porque nos encontramos en la era de las tecnologías. Está más que demostrado que los pequeños de la casa tienen mucha facilidad para ponerse delante de un ordenador o iPad, están la mayoría muy familiarizados con su utilización y a los adultos nos deja maravillados. Esto es debido a la influencia que reciben en casa y en las escuelas.

Pequeño reportaje:



Los padres tienen el deseo de que sus hijos no se queden estancados, muchos consideran que con una tableta sus hijos pueden tener todos los juguetes que necesitan, y esto no es así desde mi punto de vista. Es cierto que son muy útiles, tienen muchas aplicaciones educativas que pueden reforzar el aprendizaje e incluso ampliarlo, y a los niños les gusta poder utilizarlos. Pero no debemos centrarnos solo en eso, tenemos que fomentar que los pequeños salgan a la calle, que se relacionen los unos con los otros y que aparten sus pequeños ojos de esas pantallas.



En las escuelas también están cambiando las cosas. El otro día mirando el telediario, estaban enseñando aulas en las que se había sustituido la antigua pizarra por proyectores como los que se utilizan en las universidades. Y eso no era todo, también habían aparcado la utilización del lápiz y el papel y se habían metido de lleno en usar tabletas. Por una parte me gustó que se les facilitaran este tipo de herramientas, para hacer las clases más interactivas y que animen a los chicos a participar, pero me gustaría que no se dejara de lado la escritura a mano.

Por otro lado todavía no se sabe el efecto que puede tener a nivel cerebral el uso de estos dispositivos, en adultos nos encontramos en que nos provocan cierto estrés, y en los pequeños deberíamos prestar atención a su vista, que tampoco debe ser bueno para ellos fijar mucho tiempo a la pantalla.


Todo esto hace darme cuenta de que es cierto que los tiempos cambian, y estaba acostumbrada hasta ahora a ser la persona a quien le decían “a mi edad estas cosas no las teníamos, jugábamos con una pelota y éramos los más felices”. Ahora mismo me doy cuenta de que la misma frase se la repito a mi prima pequeña. Esto me despierta cierta inquietud, quién sabe cómo van a ser la escuelas del futuro, a lo mejor ni van a existir porque desde casa tendremos todas la herramientas necesarias para ello. Pero a pesar de eso, sigo insistiendo que para continuar siendo lo más humano posible, deberíamos crecer con las tecnologías sin dejar de lado la interacción de unos con los otros lejos de las pantallas.

martes, 2 de octubre de 2012

Como extraños


No se puede generalizar cuando se habla de los jóvenes. Podemos poner en un mismo saco muchos objetos inanimados, pero a los adolescentes y a los jóvenes se les debe tratar de modo individual ya que para cada uno de ellos, sus problemas o alegrías parecen los más importantes del mundo y que no tengan solución. Sin drama no se puede ser adolescente, es todo un torbellino de emociones a esa edad.

Los padres de hoy en día son distintos a los de antaño. Hay de todo como en todas partes, pero podemos decir que en general son más permisivos que tiempo atrás. Ellos son los que en sus años de juventud se rebelaron pidiendo libertad de expresión y libertad en el amor; son los que alzaron su voz para pedir lo que querían.
Ellos son nuestro ejemplo a seguir, y con el paso de los años las generaciones precedentes buscan obtener lo que no obtuvieron sus padres. Por eso se nos califica de distintos, como se les calificó a ellos en su día también.

Canción We are the World:



He notado que el significado de las figuras parentales ha cambiado para muchos jóvenes. Muchos no tienen apenas comunicación con ellos, que los únicos motivos que inician a veces una conversación son solo por interés en conseguir algo.
Sinceramente con el estilo de vida de hoy en día no me sorprende cuando oigo estas cosas, ¿Quántas veces habéis oído la típica frase? “ Es que mi padre no está nunca en casa, y cuando está discutimos todo el día” Esta falta de comunicación y de convivencia hace que no pueda nacer la anhelada confianza, pocos son los que pueden decir que cuentan todo a sus padres (o en el mas común de los casos, a sus madres).


 Muchos padres creen que sus hijos se comportan de la misma manera en la calle que cuando están en casa, pero en la mayoría de los casos los adolescentes actúan en masa y en casa se limitan a no hablar de temas considerados tabú (como serian el alcohol, las drogas, las relaciones con sus parejas, etc.). Entonces cuando sucede alguna catástrofe y tienen que ir a buscar a sus hijos en el hospital por coma etílico, los padres debido a la falta de información se limitan a decir incrédulos : “mi hijo esto no lo haría, nunca lo he visto beber”

Los chicos cuando llega la hora de salir y juntarse con los compañeros sienten la presión de grupo de que deben hacer ciertas cosas, como cuando hay que salir de fiesta ya es sinónimo de emborracharse o ir un poco subido de tono. Muchos no beberían si no se sintieran con ansias de integrarse, porque lo hacen todos los demás y a menudo quieren ahorrarse oír repetidamente “¿Cómo es que no tomas nada, te pasa algo?”

Me atrevería a decir que el problema no es solo de los jóvenes, que en una relación las cosas pasan no solo por culpa de un participante sinó que muchos padres se han vuelto demasiado permisivos o demasiado duros con sus hijos. Si no se encuentra un balance en la vida, no se da libertad de actuación y de crecer a estos jóvenes que tienen que equivocarse para aprender de sus errores. Desde estas líneas animo a estrechar los lazos familiares y a conocer un poco mejor los que nos rodean, no solo por vía electrónica si no de tú a tú, y de este modo entre todos colaborar a hacer que los jóvenes escuchen a quien tiene experiencia en la vida.